TÉ ROJO

He tenido una experiencia, una experiencia ordinariamente especial.
En un miércoles cualquiera he tenido una cena normal, con un vino normal, en una casa normal de una ciudad normal, pero con una chica especial. Especial quizás a mis ojos, a mi percepción. Mis genes, experiencias, educación, socialización y, en definitiva, mi constitución y cóctel de conexiones neuronales que forjan mi personalidad, creen que es especial. Y como ésta es mi realidad y la veo y la siento como tal, significa que lo es.

Lo común se ha vuelto diferente y lo diferente ha pasado a ser lo común, lo intangible, lo invisible, lo abstracto. La más pura descripción de lo que es poesía, donde lo que es sigue siendo lo que es, pero adquiere un significado que transgrede su propia definición y deja de ser lo que es aun cuando sigue siéndolo. Y todo gracias a un puñado de uvas fermentadas y una pasión desmedida de un amor y cariño expresado a través del sexo. Sentimientos quizás efímeros y pasajeros, pero reales por una vez más, a mi percepción.

Nada más ha importado, nada más ha existido que cuatro paredes, dos cuerpos, dos mentes y dos almas que han ocupado el mismo espacio y tiempo al mismo tiempo para dejar de ser plural, para por un momento, pasar a ser singular.

Y después del desvarío del amor tempestuoso y de la bomba de dopamina liberada por el éxtasis del momento, solo me queda en poso un sustantivo y una pregunta que engloba el resto de ellas:
Gracias y, ¿por qué?

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

CUANTAS COSAS TE PODRÍA PEDIR

CUANTAS COSAS TE PODRÍA PEDIR

Cuantas cosas te podría pedir. Te podría pedir que me elijas, que pienses en mi, que aparezcas de repente, que no me robes la manta, que no llegues tarde al trabajo por apurar dos minutos más a mi...

leer más
×