Miro mis ojos tristones todavía vidriosos por el esfuerzo de hace un rato pero ningún sentimiento acude. Estar depresivo está mal y estar alegre está bien, pero cuando no hay emociones no eres capaz de reconocer el problema. Empiezas a experimentar una disociación de la realidad dónde solo hay colores grises. Las personas no son personas sino humanoides artificiales, incluso uno mismo. Y entonces empiezas a creerte que la realidad no es real y casi puedes sentir que tu cuerpo no es tuyo, casi consigues embarcarte en un viaje astral premeditado y permanente…
No hay cabida para tus emociones ni mucho menos para las de los demás. La parte negativa es que eres un insensible, pero la parte positiva es que te das cuenta de lo incongruentes que son las reglas que rigen al mundo, a la sociedad y a las personas. Cómo todo gira en torno a un eje inventado y estúpido.
Algo que de lo que algunos nos damos cuenta, pero preferimos mirar a otro lado atraídos por el continuo estímulo de pensar que la vida es un viaje con un destino que está por llegar, que ya está aquí, ya casi! Pero que nunca llega. Cuando quizás la vida sea en realidad una canción que lleva años sonando y que nunca tenemos tiempo de bailar.
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